Amapola
Has nacido pequeña mía. Verme en tus ojos es saber que soy responsable de ti. La vulnerabilidad de tu cuerpo recién en contacto con la luz, con el aire. Tus pequeñas manos que navegan torpes entre las brumas de ojos que apenas distinguen. Tu boca con el lloro de los cachorros cuando tienen hambre y mi búsqueda de los instintos primarios que me permitan comunícame, entenderte. Te veo y todavía no creo que toda tú, todo tu cuerpo vivo, completo, hubiera estado dentro de mí. Eres tan pequeña, y al mismo tiempo tan grande; otro ser enteramente. Me sorprende como deslumbran los milagros, que hayas estado ahí, en un vientre redondeado. Los misterios que se nos vienen por resolver apelan a la historia inconclusa, difícil y cambiante de los instintos y los secretos de la conservación de la especie. La manera como nos relacionamos es como se han relacionado todas las madres y sus crías; y sin embargo parece tan propia e íntima. Llegas a un mundo cambiante. Los modelos de consenso q...