El ciclo de la violencia
Ser violento no debería tener réditos: quien comete crímenes debería ir a la cárcel y la fuerza del criminal jamás debería permitirle imponerse sobre la sociedad y menos aún triunfar políticamente. Ese es el sentido de lo que las normas y la moral establecen como justo. En eso trabajan los Estados de Derecho de todo el mundo; tratar de que estas premisas básicas se mantengan. No es un capricho. Se trata del intento de que la sociedad -con una mezcla de costumbre y fuerza- asuma, interiorice, respete y cumpla la ley. Hacer cumplir la ley no es trivial. Hay una triada constituida por la costumbre -que dota de coherencia e igualdad al sistema-, reforzada con la fuerza del Estado -que sanciona a quien lo cumple la ley- y debería existir una serie de incentivos positivos donde a quien se comporta bien, le va bien. Según esta visión, lo que está pasando con el ELN y la proliferación de la delincuencia común en el país son una consecuencia del mal llamado proceso de paz. Las con...