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Mostrando las entradas de febrero, 2017

El ciclo de la violencia

Ser violento no debería tener réditos: quien comete crímenes debería ir a la cárcel y la fuerza del criminal jamás debería permitirle imponerse sobre la sociedad y menos aún triunfar políticamente. Ese es el sentido de lo que las normas y la moral establecen como justo. En eso trabajan los Estados de Derecho de todo el mundo; tratar de que estas premisas básicas se mantengan. No es un capricho. Se trata del intento de que la sociedad -con una mezcla de costumbre y fuerza- asuma, interiorice, respete y cumpla la ley. Hacer cumplir la ley no es trivial. Hay una triada constituida por la costumbre -que dota de coherencia e igualdad al sistema-,  reforzada con la fuerza del Estado -que sanciona a quien lo cumple la ley- y debería existir una serie de incentivos positivos donde a quien se comporta bien, le va bien. Según esta visión, lo que está pasando con el ELN y la proliferación de la delincuencia común en el país son una consecuencia del mal llamado proceso de paz. Las con...

Justicia especial para la venganza

Ya hemos empezado a conocer los verdaderos alcances de la mal llamada JEP; que lejos de administrar justicia será una herramienta para la implacable persecución política. Lo más aterrador es el súper poder que se concentra  en cinco ciudadanos, cuyas calidades no vamos a discutir en este escrito, encargados de escoger todos los demás magistrados del sistema. Aun suponiendo su neutralidad política,  aun presumiendo que carecen de intereses en el país, van a concentrar unas facultades excesivas. La tarea de seleccionar los jueces no debería corresponder a un número tan limitado y poco representativo de ciudadanos. Un juez debe surgir del diseño del Estado de Derecho: sujeto a frenos y contrapesos de otras ramas del poder público y con normas hechas por otros. Sin embargo, este nuevo sistema de justicia que concentra facultades para investigarnos penal, disciplinaria y fiscalmente, es un artificio por fuera de todos los controles estatales. Los nominadores de jueces JEP ...

Ser pilo, paga; paga

Este Gobierno se empeñó en decir a los colombianos que ser un delincuente de gran calado, paga, que los criminales de lesa humanidad no tienen que ir a la cárcel, que los delitos cuando el Estado no puede con una organización criminal, es mejor amnistiarlos. Este mal mensaje ha sido tan poderoso que tapó el buen mensaje que debería imperar en nuestra sociedad y que tuvo un buen paso con "Ser pilo paga" (SPP). Este programa ha ofrecido 10.000 becas crédito anual  para que los mejores estudiantes de los estratos más bajos puedan  escoger la universidad que ellos quieran. La esencia de la educación  pública no es si el Estado regenta la institución, sino la posibilidad de que cualquiera pueda acceder a ella. Cabe destacar que las Universidades privadas que hasta ahora  concentran los estudiantes de  SPP, son  fundaciones sin ánimo de lucro (realmente). El poderoso mensaje de que quien se esfuerza tiene acceso a oportunidades significativas, se com...

La corrupción

Es una plaga, la peor. No hay mucho más que decir. Lo que se roban los corruptos es mucho más que el valor monetario del contrato: Es el tiempo, el retraso y una sociedad que no construye lo público. La corrupción destruye el sentido de la existencia del Estado. Desvirtúa las ventajas de vivir en sociedad. Daña la confianza entre los nacionales.  Su remedio debe ir al fondo del asunto y no a las alusiones populistas de la lucha anticorrupción o nuevas reformas legislativas. Eso es lo típico, sobretodo en vísperas electorales. Ánimos encendidos, indignación y recriminaciones que no resuelven el asunto. La cuestión requiere observar  ¿Qué pasa en Colombia para que los funcionarios públicos  y los contratistas privilegien su propio beneficio,  sin remordimientos,  frente al daño social que se causa? Sobre todo cuando todos ellos también se afectan con las obras que no se construyen; ellos viven en esa sociedad que se rezaga. No tener un sueño colec...