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Mostrando las entradas de diciembre, 2018

¿Un acuerdo ilegítimo?

Me preguntó hace algunos días el senador Iván Cepeda si yo consideraba que los acuerdos de La Habana eran legítimos. Le contesté que eran legales y que por eso los respetábamos, y tratábamos de modificarlos mediante mecanismos legales. Él concluyó que los consideraba legítimos. No es así. Una cosa es la legalidad, y otra la legitimidad. La primera se refiere a si la reconocemos como parte del cuerpo jurídico que nos rige, y otra si nos sentimos compelidos a cumplirla. La legitimidad debiera producirla el haber seguido todos los procedimientos legales y el hecho de que los legisladores, por ser representantes democráticos, deben estar sintonizados con el “sentimiento nacional”. Sin embargo, ninguno de esos dos requisitos se cumplió. La representación democrática en el gobierno Santos sufrió una de sus peores afecciones. La “mermelada” y el ejercicio autoritario del poder sirvieron para distorsionar las preferencias de los representantes y de las instituciones. Todo el que no apoyara ...

Reflexiones navideñas

Llegó la Navidad. La siento llegando muy temprano, como si el tiempo, este año, hubiera corrido con más prisa; como si los 365 días en vez de discurrir en una fila ordenada uno tras otro, se hubieran rodado por un tobogán y en medio de la carrera se hubieran perdido algunos, muchos... Levantó los ojos y veo el cielo, el mismo cielo que podría ser el de cualquier día. Echo un vistazo la Casa de Nariño, que tantas veces veo saliendo del Congreso, y me emociona pensar que nuestro nuevo Presidente es Iván Duque, mi buen amigo y compañero de Senado. Hace un año terminábamos el proceso interno de selección de candidato, con todas las encuestas en contra y con la certeza de que la victoria del No, nos acompañaba. Miro al frente y veo a Amapola caminado a mi lado, conversando sobre todo con palabras casi claras, y me pregunto qué se hizo la pequeña bebe que tuve. En este año tan duro, de tres campañas -la pre-candidatura, la de congreso y la presidencial con su segunda vuelta-, pienso que...

El pedestal moral no existe

El socialismo del siglo XXI ha llegado al poder en Latinoamérica a través del discurso populista y la estrategia del descrédito. Llegan por las vías democráticas y luego deshacen la democracia para impedir la alternancia y perpetuar sus políticas. Dicen lo que todos quieren oír, aunque sea fiscalmente imposible y técnicamente equivocado. Recurren a las intuiciones básicas disfrazadas con tecnicismo para vender soluciones mediocres a problemas serios. No obstante, su peor estrategia es desacreditar todo y a todos. Dan la impresión que en nada hemos avanzado desde la llegada de Colón a América (que también fue mala), y seguimos exactamente igual. Nada de lo que hemos conseguido tiene valor, nada merece un reconocimiento, y nada se le reconoce a quienes han trabajado para forjar lo que existe. Las instituciones son inexistentes, según argumentan; los problemas continúan, según dicen, porque no los han querido solucionar; no somos un país desarrollado por una especie de complot entre to...