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Mostrando las entradas de mayo, 2021

Polarización y ceguera

  La polarización que no es otra cosa que la pérdida absoluta de confianza en las intenciones de quienes están en una orilla política diferente a la propia. Esa desconfianza empieza a convertir a los adversarios en verdaderos enemigos. Se profundiza y termina así desapareciendo cualquier buena intención de los otros, que empiezan a catalogarse como malos o inmorales. Se justifican entonces, los ataques cada vez más degradados. Ya no importan los argumentos, simplemente la malquerencia de esas figuras -que ya ni personas-. ¿Hay razones para desconfiar? Creo que en Colombia se rompieron los puentes de la comunicación cuando se le hizo conejo al No.  Luego de que ganara el No, se iniciaron procesos de acercamiento con el gobierno Santos. La idea era lograr un acuerdo con las Farc donde estuvieran recogidos los sentimientos de todos, todos los colombianos. Sin embargo, en mi opinión, el premio Nobel actuó contra los intereses del país. Viendo a Santos derrotado en lo que ellos con...

De la indignación a la construcción

  Da mucha tristeza ver a Colombia yendo en dirección contraria a su propio porvenir. Necesitamos superar la pobreza y para eso requerimos crecer económicamente. Sin embargo, estamos destruyendo el sector productivo y generando más desempleo y desesperanza. Todos tenemos críticas sobre nuestro país. Me desespera ver tanta corrupción y sobre todo tanta ineficiencia y lentitud de hacer lo que se requiere. Me frustra que no todos seamos conscientes de nuestras riquezas ambientales y que no sea un propósito nacional cuidar nuestra biodiversidad y la Amazonía. Me enfurecen las obras públicas costosas, lentas y hechas imperfectamente. Me descorazona la mediocridad del sistema público de educación básica. Sufro sabiendo que tenemos pobreza, que es inaceptable para un país de nuestras posibilidades. Padezco por la lentitud con la que solucionamos todo…Podría extenderme en una lista larga y amarga; la conozco bien. Sin embargo, toda esa indignación no es para llorar por el pasado, para no h...

Una propuesta

Cómo duele ver a nuestro país paralizado, lleno de bloqueos, de violencia, de indignación, de furia, de odio. Es la síntesis expresiva de muchos males que nos aquejan: el bajo estado de ánimo en el que nos sumió la pandemia, la crisis de la democracia representativa y la polarización política que parece haber hecho definitiva la fractura de la nación en dos grupos.   La pandemia nos cambió a todos; han sido tiempos extraños y difíciles. Los estudios hablan de los profundos y silenciosos efectos del miedo y la ansiedad sobre nuestra psiquis.   A esto, hay que sumarle la aguda crisis que atraviesa la representación democrática. La ciudadanía, para bien, se ha sentido empoderada con las redes sociales. Quieren participar, opinar, tomar las decisiones. Sin embargo, esto supone un difícil reto para los representantes elegidos por la democracia. Quienes antes eran delegatarios de la confianza y expresaban la voluntad popular; hoy son solo credenciales para muchos poco significativas...