Con plebiscito te tragas. Diciembre 09 de 2015
Con plebiscito te tragas
Han dicho varias veces que por la paz bien vale tragarse unos sapos. Hay al menos dos
mentiras en la modesta frase. El primero que la paz va a surgir de esta negociación.
Esa mentira la dicen, pero no la sostienen. Ante los medios, en el discurso frívolo,
anuncian que la paz ya llega, que está aquí, que basta la firma y que por lo tanto el
enemigo es el CD que se atreve a criticar lo pactado. En escenarios que les merecen
más respeto –en el exterior todos, por supuesto- dicen que este es el primer paso y
que la paz depende enteramente del postconflicto. Sugieren –sin ruborizarse- que
después de la firma se acabará la violencia de origen político y por lo tanto será fácil
derrotar la delincuencia común (ignoran lo que vive El Salvador atormentado por las
Maras que han generado más violencia que las guerrillas); que el país crecerá y por lo
tanto tendrá la capacidad de satisfacer las necesidades básicas de los ciudadanos; y
que el inoperante Estado sin el ataque político de las Farc recobrará credibilidad y de
alguna manera –no se sabe cual- será definitivamente legítimo.
La segunda mentira es que son sapos que podemos tragarnos; lo pactado es una rana
dardo dorado. Se ve bonita (la paz), pequeña (sólo 5 puntos), inofensiva (que no afecta
el modelo económico); y sin embargo la ranita colombiana es el animal vertebrado
más venenoso del mundo.
Terroristas responsables de crímenes de lesa humanidad para mejorar nuestra ya
decadente clase política. Medios de comunicación en manos de los fanáticos y
terroristas. Colectivización de la propiedad rural para dominar a los pobladores, que
sin derechos de propiedad quedan a merced de los dirigentes. Garantías para la
oposición pactadas entre el presidente que la trata de fascista y terroristas que tratan
de asesinarla. Nos embarcan en la política del premio al crimen, y el triunfo de la
violencia como puerta a la política. El resultado será que los niños colombianos
preferirán ser Timochenko.
Sin lugar a dudas lo más grave es la nueva justicia. Los jueces de las Farc y el Gobierno
juzgarán terroristas, miembros de las fuerzas armadas y ciudadanos. Eso no le da
garantías sino a las Farc, y es una clara amenaza a militares y uribistas. Es bien sabido
que este gobierno mantiene el apoyo de las FFAA manipulando las investigaciones de
la Fiscalía; si critican les abren investigación. No soluciona las injusticias que sufren
los militares para obligarlos a apoyar la impunidad de las Farc, condicionan lo uno a lo
otro.
Si el tribunal de “paz” será ocasión para que las Farc tengan un mecanismo de
venganza y disuasor de críticos. Quien critique será judicializado con falsas pruebas y
testigos; al mejor estilo de las purgas de Stalin: o se confiesa ser delincuente –y todos
somos iguales- o se paga cárcel.
Todo está amañado, el NO es imposible, y el SÍ será la caída por un abismo. Se le
vienen a Colombia los años más duros de su historia reciente, habrá más violencia,
menos libertades, menos democracia. ¡Ciudadanos resistir!
Han dicho varias veces que por la paz bien vale tragarse unos sapos. Hay al menos dos
mentiras en la modesta frase. El primero que la paz va a surgir de esta negociación.
Esa mentira la dicen, pero no la sostienen. Ante los medios, en el discurso frívolo,
anuncian que la paz ya llega, que está aquí, que basta la firma y que por lo tanto el
enemigo es el CD que se atreve a criticar lo pactado. En escenarios que les merecen
más respeto –en el exterior todos, por supuesto- dicen que este es el primer paso y
que la paz depende enteramente del postconflicto. Sugieren –sin ruborizarse- que
después de la firma se acabará la violencia de origen político y por lo tanto será fácil
derrotar la delincuencia común (ignoran lo que vive El Salvador atormentado por las
Maras que han generado más violencia que las guerrillas); que el país crecerá y por lo
tanto tendrá la capacidad de satisfacer las necesidades básicas de los ciudadanos; y
que el inoperante Estado sin el ataque político de las Farc recobrará credibilidad y de
alguna manera –no se sabe cual- será definitivamente legítimo.
La segunda mentira es que son sapos que podemos tragarnos; lo pactado es una rana
dardo dorado. Se ve bonita (la paz), pequeña (sólo 5 puntos), inofensiva (que no afecta
el modelo económico); y sin embargo la ranita colombiana es el animal vertebrado
más venenoso del mundo.
Terroristas responsables de crímenes de lesa humanidad para mejorar nuestra ya
decadente clase política. Medios de comunicación en manos de los fanáticos y
terroristas. Colectivización de la propiedad rural para dominar a los pobladores, que
sin derechos de propiedad quedan a merced de los dirigentes. Garantías para la
oposición pactadas entre el presidente que la trata de fascista y terroristas que tratan
de asesinarla. Nos embarcan en la política del premio al crimen, y el triunfo de la
violencia como puerta a la política. El resultado será que los niños colombianos
preferirán ser Timochenko.
Sin lugar a dudas lo más grave es la nueva justicia. Los jueces de las Farc y el Gobierno
juzgarán terroristas, miembros de las fuerzas armadas y ciudadanos. Eso no le da
garantías sino a las Farc, y es una clara amenaza a militares y uribistas. Es bien sabido
que este gobierno mantiene el apoyo de las FFAA manipulando las investigaciones de
la Fiscalía; si critican les abren investigación. No soluciona las injusticias que sufren
los militares para obligarlos a apoyar la impunidad de las Farc, condicionan lo uno a lo
otro.
Si el tribunal de “paz” será ocasión para que las Farc tengan un mecanismo de
venganza y disuasor de críticos. Quien critique será judicializado con falsas pruebas y
testigos; al mejor estilo de las purgas de Stalin: o se confiesa ser delincuente –y todos
somos iguales- o se paga cárcel.
Todo está amañado, el NO es imposible, y el SÍ será la caída por un abismo. Se le
vienen a Colombia los años más duros de su historia reciente, habrá más violencia,
menos libertades, menos democracia. ¡Ciudadanos resistir!
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