El mordisco del conejo
Las orejas asomaron desde el primer día. Eran largas: largas las esperas, largas las reuniones, largas lo que se pretendía darnos en medio de las maniobras. Largas, mientras nos decían que iban a escucharnos, en realidad solo pretendían distraer a la opinión pública. La cola era de conejo. Primero trataron de dividir la coalición del No, intentaron fragmentarla para que todos de manera individual tuvieran que hacerles cola. Trataban de poner a Uribe de último en la cola, de decir que era solo una fracción insignificante del No. Todos sabíamos que vendría el mordisco. Era de esperarse, Santos vanidoso y soberbio, jamás quiso aceptar que perdió el plebiscito y mucho menos su obligación de acatar el resultado y concretarlo en la negociación. Hizo lo que muchos temíamos; embolató al No con reuniones y palabras, y salió con el discurso falaz de inclusión. El mordisco pretende arrebatarle a las mayorías su victoria. Hubo una decisión democrática obtenida pese a todas ...