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Mostrando las entradas de junio, 2017

¿El fin de la violencia política?

Uno de los argumentos más fuertes con los que se defiende la negociación de La Habana es que con ella termina la violencia política. He dicho que no considero ninguna violencia como política, sin embargo en aras de este artículo vamos a explorar esa idea. Violencia política es aquella que, según dicen, se comete con causas altruistas, como la equidad social o ideas filosóficas e incluso religión. La característica que la definiría es que parte de la sociedad la reconoce como tal. Es decir, la justicia por ejemplo, puede tender a privilegiar esas posturas, y por lo tanto, proferir fallos que reconocen ciertos crímenes como políticos, y les otorga tratamiento diferenciado. Si fuera cierto que con la entrega de armas de las Farc termina la violencia política, habría que esperar que la sociedad no aceptará ningún otra manifestación violenta con explicaciones políticas, y que por lo tanto las condenas para cualquier crimen fueran severas, sin importar su contexto político y con los o...

¿Habrá Paz?

Mucho se discute sobre si las Farc tiene o no voluntad para cesar la violencia. Para algunos el tema es que tendrán -como ya lo tuvieron- una combinación de formas de lucha; un grupo político respaldado por una organización violenta que elimine la competencia política y que incentive -a través de las armas- la adhesión de la ciudadanía. El proceso se daría a través de las disidencias -que son solo una forma disimulada de incumplir los acuerdos. Para otros el asunto es distinto. Aún creyendo que las Farc se desmovilizan y tiene la voluntad de abandonar la violencia; el problema es que la violencia va a continuar -con o sin anuencia de las Farc. La violencia en Colombia no es política; sino que por el contrario se debe a la existencia de negocios ilegales que para mantenerse requieren estructuras criminales organizadas. La reducción de las cifras de homicidios se explica por la falta de combate al narcotráfico y a la minería ilegal. En el momento en que el Estado vuelva a buscar...

¿Entregarán las armas?

Qué bueno que las Farc se desarmen, así lo siente toda Colombia sin distingos ni sesgos. Qué las armas que hasta ahora habían sido utilizadas para asesinar, extorsionar, secuestrar, cuidar cultivos ilícitos, atentar contra el Estado de Derecho y contra tantos colombianos se depongan, es y será siempre un motivo de esperanza. Sin embargo, tenemos el deber de estar muy atentos a este proceso. Santos y su Gobierno pagaron un precio demasiado alto por esas armas: la impunidad, los premios a los terroristas, las curules sin votos, el despliegue y ensalsamiento de unos terroristas que ahora fungen de próceres, son sólo el principio de la larga lista de beneficios que se otorgaron a cambio de esas armas, y solo eso. El Gobierno no exigió en el acuerdo la liberación de los secuestrados, ni de los niños reclutados. No los obligó a desvelar las rutas del narcotráfico y sus socios. Tampoco fue contunde en exigirles la entrega del dinero, pues -tal como sucede con las armas- la entrega de...

Circunscripciones para nada

Se aprobaron en primer debate 16 nuevas curules para la Cámara de Representantes en circunscripciones territoriales diseñadas por las Farc. La idea, nos dicen, es que en aquellas regiones que han estado olvidas por el Estado haya mayor representatividad, mayor participación política y mejores perspectivas. Todos buenos propósitos. Sin embargo, aquellas curules no serán la solución para el diagnostico inicial, ni tampoco tendrán los efectos que se prescriben. El centralismo de Colombia no se soluciona con unos curules adicionales, ya he escrito sobre este tema. Tampoco es cierto que tener un Representante a la Cámara ayude a una región, pues no tiene injerencia en la asignación del gasto público: un voto entre 166 de una institución que tampoco define el gasto estatal. Llegarán esos Representantes –sin partido- a buscar alianzas en el Congreso para poder hacer parte de alguna mayoría, y serán presas fáciles para la cooptación por parte de los gobiernos de mermelada. Así las cos...

La trocha de la paz

Con el pretexto de la paz, Santos y su gobierno han hecho y desecho. La paz, dicen, vale todo. Y no es la premisa lo que molesta, bien podríamos aceptar que la paz -como ideal humano- todo lo vale; el problema es que los acuerdos de la Habana no son ni traerán la paz. Entonces con ese falso pretexto de la paz vienen destruyéndolo todo: la separación de los poderes, el Estado de Derecho, la Constitución, la oposición política, la deliberación libre… No sólo alteraron las figuras de participación ciudadana para amañar las elecciones y garantizar su victoria -un atropello a la democracia-, sino que además no tuvieron vergüenza al desconocer el resultado del plebiscito. Polarizan el debate al extremo que la ciudadanía tiene miedo de expresar lo que piensa, Santos inició con una Constitución y va a dejar el gobierno con otra, y lo sorprendente es que para cambiar la Constitución no convocó al pueblo, sino que utilizó poderes dictatoriales para imponer lo que el pueblo expresamente habí...