Circunscripciones para nada
Se aprobaron en primer debate 16 nuevas
curules para la Cámara de Representantes en circunscripciones territoriales
diseñadas por las Farc. La idea, nos dicen, es que en aquellas regiones que han
estado olvidas por el Estado haya mayor representatividad, mayor participación
política y mejores perspectivas. Todos buenos propósitos. Sin embargo, aquellas
curules no serán la solución para el diagnostico inicial, ni tampoco tendrán
los efectos que se prescriben.
El centralismo de Colombia no se
soluciona con unos curules adicionales, ya he escrito sobre este tema. Tampoco
es cierto que tener un Representante a la Cámara ayude a una región, pues no
tiene injerencia en la asignación del gasto público: un voto entre 166 de una
institución que tampoco define el gasto estatal. Llegarán esos Representantes
–sin partido- a buscar alianzas en el Congreso para poder hacer parte de alguna
mayoría, y serán presas fáciles para la cooptación por parte de los gobiernos
de mermelada. Así las cosas no habrá grandes cambios para nadie, salvo para los
directamente beneficiados con la elección. Sin embargo, algo es algo y peor es
nada, nos dicen.
Se pretende que solo organizaciones
sociales o grupos significativos de ciudadanos de la zona puedan participar con
candidatos en estos territorios. Es un adicional, dicen, y los ciudadanos
podrán votar dos veces para la Cámara: uno por partidos tradicionales, y otro
por esos nuevos movimientos. Lo que es interesante es que ningún partido
político constituido podrá participar con candidatos. Se anuncia como un
triunfo contra la politiquería que nos desborda, cuando en realidad se traduce
en que aquellas regiones se mantienen aisladas de la política nacional, otra
vez.
Es cierto es que muchas de aquellas zonas
están por fuera del alcance de la política de los partidos, no por olvido como
pretender sostenerlo, sino por imposibilidad. En la mayoría de esos municipios
la presencia armada de los grupos ilegales –incluidas las Farc- han impedido el
libre ejercicio de la democracia. La ciudadanía ha sido forzada con presión
armada a votar de una manera, en algunos casos; ha tendido que ocultar su
filiación política, en otros, ha sido desplazada, amenazada o asesinada por su
color político, nadie puede hacer política.
Mi corta experiencia en la política me ha dejado ver todos estos
procesos, cuyo eje de identificación es que las armas han impedido el
florecimiento de la democracia; aquella que tampoco podrá surgir ahora porque la
Constitución exigirá la renuncia a la filiación política partidista para poder
optar por participar en estas circunscripciones .
Miremos el caso concreto. El Centro
democrático –como otros partidos- ha ganado elecciones en algunos de esos
municipios. Lo ha hecho gracias al coraje de lideres que han sido amenazados,
sufrido atentados, y han tenido que ver como nuestra escasa publicidad política
es quemada o destruida. Esos valientes, que han dirigido a las mayorías que
siguen al Centro Democrático, tendrán que abandonar al partido si quieren representar
su región; para ellos antes fueron las armas y ahora será la propia
Constitución. Eso sin contar que en estos 167 municipios -que son el 7,8% del censo electoral
nacional- están asentadas 25 de las 26 las zonas veredales transitorias, donde
se ubican el 91% de los cultivos ilícitos, y una proporción importante de la
minería ilegal… Así las cosas, seguramente seguirán en manos de los violentos;
nada cambiará, tal vez al menos el nombre del verdugo. Ojalá.
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