Mujeres y poder
Kamala Harris será
seguramente la primera vicepresidente de los Estados Unidos. El hecho resiste
gran importancia para la causa de las mujeres en el mundo, y especialmente para
las de ese país. Su elección, como ella misma lo subrayó en su discurso, entra a
cambiar la mente de niñas y niños: hoy todas las niñas saben que podrían ser
vicepresidentas. Rompe ese techo de cristal invisible a los ojos, pero que
limita no sólo la imaginación sino las posibilidades de las niñas.
En Colombia también
tenemos nuestra Marta Lucia Ramírez, quien compitió por el cargo con otra
mujer. El gobierno no solo eligió la primera mujer vicepresidenta, sino que por
primera vez creó un gabinete paritario. Por eso, Colombia ocupó el puesto
número 4 entre 193 países evaluados por Inter-Parliamentary Union y ONU Mujeres
sobre mujeres en ministerios en 2020. Sin embargo, 85 países, entre ellos
Colombia, no han tenido una mujer jefa de Estado, al menos en los últimos 50
años.
Ocupamos el puesto
119 cuando se evaluó la participación en el congreso. Por debajo de Pakistán,
Marruecos, Arabia saudita, Tayikistán o Togo. Perdimos 7 puestos frente a 2018.
¿Por qué Estamos
subrepresentadas? a pesar de ser un poco más de la mitad de la población somos
apenas el 20% del congreso. Muchas respuestas podemos dar. Las mujeres no nos
sentimos representadas por mujeres, no votamos por ellas. Pocas mujeres aspiran
a estar en la política. No vemos necesidad de ver mujeres en el poder...
Lo cierto es que
nuestra vida en la política no es fácil. La violencia contra la mujer en
política según el Instituto Holandés para la Democracia es evidente: ha habido
133 episodios en 21 de los 32 departamentos, especialmente en Cauca, Guajira,
Arauca, Nariño y Bogotá. Amenazas 45,8%, violencia económica 24,8%, asesinatos 12%
y atentados 10,5%.
El hostigamiento
contra nosotras no cesa: al 23.8% de las mujeres que participamos en política
se nos ha impedido el uso de la palabra, al 23% se les han ocultado,
restringido y/o negado recursos para la utilización de sus funciones.
Al 66,7% de las
alcaldesas y gobernadoras se les ha cuestionado su capacidad para desempeñar su
cargo, el 58,3 % han sido ridiculizadas y descalificadas públicamente, al 33.3%
las han llamado, “histérica”, “gritona”, “menopaúsica”, “loca” y otros epítetos
para descalificarlas y hacerlas parecer insuficientes.
Solo a través de los
estudios que he leído sobre el tema pude descubrir que lo que me pasaba en mi
vida política, no eran fracasos o errores de mi parte. Se trata de la expresión
del machismo que impide que hablemos cuando queremos hacerlo pero quienes
presiden consideran que no es oportuna nuestra voz. Medios y ciudadanos que se
encarnizan en destruir los liderazgos femeninos, nos descalifican a unos
niveles increíbles. Tanto así, que cuando los ciudadanos tienen un contacto
personal con nosotras no pueden evitar decir, me la imaginaba muy distinta.
Indagados sobre lo que imaginaban encontramos el estereotipo de la vieja loca
que la cultura machista ha instalado y muchos medios han difundido.
El tiempo de las
mujeres no está por venir; está aquí. No ofrecemos nada distinto de lo que
podría ofrecer un hombre. sin embargo, avanzar en una sociedad más igualitaria,
que ofrezca las mismas oportunidades a hombres y mujeres depende de que
terminemos la tarea de tener mujeres en todas partes, en todas las actividades,
en las mismas condiciones en las que están los hombres.
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