La paz de los sepulcros. -20 de abril de 2015-
La paz de los sepulcros.
La masacre en que las FARC asesinaron a
once militares la madrugada del 15 de abril en el municipio de Buenos Aires,
Cauca, confirma y vaticina los peores temores que el gobierno de Santos se
empecina en negar. Empezando por el esfuerzo de los altos mandos militares en
afirmar que se trató de un “combate”, cuando los comandantes del ejército en el
Cauca afirmaron que se trató de una emboscada contra soldados fuera de combate.
Para empezar, la masacre del 15 de abril confirma que
las FARC no tienen palabra y que la credibilidad del grupo terrorista como
sujeto confiable de interlocución resulta prácticamente nula. Por supuesto que
no es la primera vez que las FARC destruyen con acciones en Colombia lo que
afirman con palabras en La Habana, pero una emboscada para asesinar por la
espalda a una unidad del ejército que no los estaba atacando es una cínica
burla a la ya varias veces desmentida tregua que anunciaron. Pueda ser que el
gobierno siga creyéndoles, pero la opinión pública no.
Se confirma la brutalidad, torpeza y anacronismo de
este grupo terrorista. Si de verdad quieren hacer política electoral y
ambientar una constituyente, ¿cómo es posible que piensen que este tipo de
barbaridades les van a servir para algo? Esto confirma que las FARC siguen con la
anacrónica y feroz receta de la combinación de las formas de lucha, convencidos
de que el muro no ha caído y que la opinión es manipulable con un discurso al
estilo Nicolás Maduro, ¡cuánta miopía!
También se confirma que el cese de los bombardeos
contra las FARC, fue un error garrafal que la guerrilla solo utilizó para
fortalecerse y arremeter con más violencia. Se confirma, en fin, que esta
“voluntad de paz” de las FARC es la misma del Caguán, la misma de Casa Verde…la
misma de siempre.
La masacre a su vez vaticina una terrible estrategia
de las FARC en lo que queda del proceso: embestir con este tipo de actos
terroristas hasta que el gobierno declare el cese bilateral. Vocero de esta
extorción fue el conocido extorsionista Pastor Alape, al anunciar desde La
Habana que este tipo de “incidentes” continuarán mientras no se declare un cese
bilateral del fuego.
Lo increíble es que con el gobierno de Álvaro Uribe
Colombia era un país que iba obteniendo la paz por la vía de la seguridad
democrática. Ahora verificamos el sangriento aumento de la guerra por un
tergiversado concepto sobre la paz. Porque la paz de las FARC no es la paz que
queremos millones de colombianos, la paz de las FARC es la paz de los
sepulcros.
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