Oquedades del abismo
Algunos consideran que el Centro Democrático no tiene derecho a visitar políticos en el exterior para presentar reparos al proceso de la Habana. Se trata, dicen, de asuntos para los cuales el Presidente y su gobierno -que ostentan el poder actualmente- son los únicos con derecho a hablar y decidir. La oposición puede, se colige, hablar sin que nadie la escuche dentro del país; y esperarían que si sale, nadie la reciba o la tome en serio. La ira de los santistas no me sorprende; más bien expresa su noción de poder “democrático”. El ganador se queda con todo, y el perdedor pierde hasta la voz. Pretende este gobierno, como lo ha hecho, ignorar la existencia de las disidencias. ¡Que el presidente sea como un rey supremo! Insisten en que Santos lo haga todo vía facultades extraordinarias de medio año y sin restricciones de materia; acabar con la discusión en el Congreso, someterlo al disminuido papel de ser congresito: un simple testigo de cómo el Presidente usurpa sus funciones. El Pr...