Bloquear no es protestar
Protestar implica magnificar la
información; significa visibilizar las dificultades de un grupo social. Sin
embargo, una cosa es una protesta y otra muy distinta, utilizar vías de hecho
para convertir la protesta en una extorsión: cuando bajo amenazas de daños a
terceros se obtienen beneficios.
Popayán y Pasto han sido varias veces
víctimas este procedimiento. Algún sector social decide que sus problemas
ameritan atropellar los derechos de otros; llevarlos al extremo de la ruina,
para que el Gobierno Nacional ceda a todas sus pretensiones. Los bloqueos son
ilegales, violan el derecho fundamental a la movilidad y libre circulación, y
con ello lesiona los intereses económicos, el derecho a la salud…
Los “acuerdos de carretera” se hacen
bajo la presión de los negocios locales que se quiebran, la desesperación de
los ciudadanos atrapados, bajo la amenaza de la leche que se tiene que notar,
de los camiones y los buses parqueados con impacientes conductores que esperan
poder ganarse su sustento, con las nominas de empleados que corren, mientras el
negocio está parado. Todos pensando que otro departamento sus negocios no
tendrán estos inconvenientes y por eso después de cada bloqueo las ultimas
empresas asentadas en Popayán salen hacia el Valle.
Los acuerdos, entonces, los firma el
gobierno presionado, y con ello compromete la estabilidad futura. Las
concesiones de la carretera desconocen las autoridades locales, los otros
grupos de intereses, y son decisiones centralistas que luego agudizan los conflictos
sociales existentes. Los que bloquean siempre obtiene ventajas, mientras quienes
respetan la ley jamás obtienen nada. No se trata de analizar si las peticiones
de los protestantes son pertinentes, no deben ser consideradas mientras
persistan en hacerle daño a los otros caucanos. No mientras amenacen los
empleos y los ingresos de miles de ciudadanos con iguales derechos que ellos. No
todo es culpa de quienes protestan, el Gobierno es un corresponsable, pues ha
incentivado la violencia y las vías de hecho. Sólo quien se excede logra llamar
la atención de los ministros, y sólo si hay violencia el Presidente se siente
compelido a negociar.
Me da por pensar que es una estrategia
de las Farc y sus aliados ELN que pretenden quebrar el sector productivo para
que el departamento del Cauca y de Nariño, cada vez más empobrecidos y con
menos opciones, se entreguen a sus designios. Las Farc lo que más deprecia son
los ciudadanos libres, los que tienen ingresos y por lo tanto no son
susceptibles a sus presiones. Aquellos que no dependen ni de los puestos de la
burocracia política, ni en su pobreza se dejan tentar con cultivos ilícitos. El
desprecio por el sector privado de las Farc se explica en que paga impuestos para
mantener al Estado, y salarios a los empleados que son libres.
¿Cómo puede un gobierno permitir que
los derechos fundamentales a la movilidad, a la salud, a la libertad de empresa
queden a merced de encapuchados que queman carros, quiebran vidrios y amenazan
conductores e incomunican poblaciones? Bueno que se levante el bloqueo, grave
que se permita. Preocupa no saber que
nuevas concesiones otorgó el Gobierno. Triste que ser pillo, pague.
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