Contrabando y pequeños comerciantes
Las quejas y dificultades de
pequeños comerciantes hablan de uno de los grandes problemas de nuestro país:
las oportunidades. Si Colombia quiere ser la gran nación que soñamos, mejorar
sus problemas de inequidad y lograr buena calidad de vida para todos sus
habitantes, tiene que hacer un esfuerzo para que todos los ciudadanos tengan
oportunidades.
No se trata solo de educación
con calidad, se trata de que el sistema económico y político favorezcan el
esfuerzo individual, premien la iniciativa y la capacidad de trabajo. Aquello
se inicia en la defensa de la libre competencia. Son muchísimos los obstáculos
que
la amenazan; mecanismos que manipulan
el mercado para obtener mayores ingresos, como los carteles. También, las
barreras de acceso al mercado, a las que me quiero referir.
¿Quién puede vender? Diríamos
que todos, pero no. Ahí están las barreras. Solo pueden participar en la
economía quienes tienen contratos de agencia, contratos de exclusividad, los
que vencen las barreras de tramitología que impone el Estado, los que logran
descifrar las normas de importación, descifran el sistema tributario, sortean
las dificultades del trasporte en carretera, entre otras tantas limitaciones… Y
los que están en la informalidad, que se brincan todos los obstáculos.
Los pequeños comerciantes no
quieren ser contrabandistas. Ellos, como casi todos los colombianos, quisieran poder
cumplir las leyes; pero en nuestro país no es fácil hacerlo. Si quieres
importar perfumes no puedes hacerlo, porque necesitas un registro sanitario que
el Invima no te otorga porque una gran empresa tiene el contrato de
exclusividad. ¿Por qué el Invima protege los intereses privados y no la libre
competencia? Nadie lo sabe. Si quieres vender los perfumes en Colombia los
puedes Colombia al intermediario muy caros; o en otro país más baratos, pero no
puedes importarlos legalmente porque nuestras instituciones protegen la
exclusividad de quien la tiene. El mismo es el caso de los licores, donde los
grandes distribuidores, por el solo hecho de poder importar, impone el precio; quienes crean el
mercado no pueden importar directamente.
El contrabando es un negocio
terrible porque afecta también la libre competencia. Las Farc y las otras
bacrim comparan mercancías por fuera las sub facturan (importan diciendo que
les costaron menos) con lo que ahorran en impuestos pueden poner un precio más
bajo y quebrar a los competidores. Como están lavando la plata, pueden vender
más barato mientras se venda rápido. Lo usual es que entran fortunas en
mercancías que venden en el país con precios muy bajos.
Ahí aparece, otra vez, el pequeño
comerciante, que a veces compra tales mercancías para venderlas al consumidor
final. Algunos incluso compran con factura. El Gobierno persigue entonces las
mercancías que están exhibidas, y el gran contrabandista termina en el mejor de
los mundos, porque las mercancías –que son incautadas- le fueron pagadas por el
pequeño comerciante- y es este pequeño el que pierde todo el dinero.
Una economía abierta y
competitiva es un reto para Colombia, necesitamos eliminar las barreras y tener
muy claro cuales sectores protegemos, cuales figuras del derecho privado
avalamos, y los costos sociales de cada decisión. El Estado tiene un deber con
el empleo y con las oportunidades con los productores nacionales, los comerciantes
y los consumidores.
Comentarios
Publicar un comentario