Este proceso no traerá paz -27 de marzo de 2015-
Este proceso no traerá paz
No se puede confundir la
paz de Colombia con las negociaciones con las Farc, por eso nuestra crítica al
proceso se nutre de nuestro deseo de paz. Sólo son enemigos de la paz quienes
andan con fusiles asesinando colombianos. Desde la sociedad civil, todos queremos
paz; ¿cómo avanzamos hacia la paz?
¿Cuánto estamos
dispuestos a ceder para que las Farc firmen? ¿Qué tanto aporta la firma de las
Farc al fin de la violencia en Colombia?
Una mala negociación es
peor que nuestra actual y dramática situación. Aun si suponemos que las Farc
cesan su violencia –que tampoco es seguro-, la ausencia de cárcel y los premios
como la representación política generarán nuevas violencias.
No existirá amenaza de
la aplicación de ley, como no la hay hoy; pero tampoco habrá siquiera el
imaginario de que la ley tiene valor alguno. Todo delincuente considerará
posible negociar con el Estado. El narcotráfico y minería ilegal serán
heredados por otros, y las “Bacrim” sentirán que cuando así lo decidan
negociarán para obtener impunidad. La principal virtud de la justicia punitiva
es que garantiza la no repetición, no sólo de quienes entreguen las armas -que
se debería garantizar con el acuerdo- sino de las nuevas generaciones que
entienden que el crimen no es un camino para el éxito.
Si como sociedad
aceptamos la impunidad, los ciudadanos que se han mantenido del lado de la
legalidad podrán pensar que es un esfuerzo vano. Podrán concluir incluso que
les va mejor a los delincuentes. Debemos evitar que nuestra incapacidad de
forjar instituciones y de prevenir el crimen termine pagándole a quienes
violentan las normas sociales.
Los derechos a la
verdad, justicia, reparación y garantía de no repetición deberían tener un
carácter inalienable para proteger a las víctimas. La existencia de la ley y un
Estado que la aplique, le quita el peso de la venganza y resentimiento, y le
deja al individuo la generosidad del perdón. Se puede perdonar, porque ese
asunto personal se desliga del asunto legal que le impone al Estado la
obligación de sancionar. El perdón sólo es posible cuando hay justicia.
El presidente Santos le
apostó todo al proceso y ello limita su posibilidad de exigir. Para éste sería
un suicidio político retroceder. El paso del tiempo fortalece a las Farc y
debilita al Gobierno.
En ese sentido, la
postura del Centro Democrático (CD) le sirve al Gobierno, motiva a que las Farc
tengan en cuenta el tiempo. De los pocos incentivos que mantienen las Farc para
seguir negociando, es la amenaza que representa que el CD tome el poder y no
puedan adelantar una negociación con las actuales concesiones.
La paradoja en la que
vive nuestra Colombia es: o tenemos un Estado fuerte o tenemos violencia.
Cuando faltan las instituciones los grupos armados ilegales asumen el control e
imponen su dominio. El Estado debe estar en todas partes, otorgar seguridad a
los ciudadanos y prestar todos los servicios sociales. La paz de Colombia sólo
se conseguirá con instituciones, hacer excepciones a la ley, eliminarla cada
cierto tiempo, no contribuye.
Comentarios
Publicar un comentario