Las razones del año
Termina el año y siempre tengo la ilusión de que con él acaban también los errores y defectos que haya cometido en ese lapso. Como si en el año nuevo todo fuera nuevo, aspiro a superar aquello que no me gustó, del mundo y de mi. Es como si pudiésemos volver a empezar, una nueva carrera por lo vericuetos de la vida, donde nos damos el lujo de desprendernos del pasado. Sin embargo, por esa vieja manía de contrariar y contrariarme, me he preguntado más bien qué cosas rescataría de este año que termina, qué eventos quisiera preservar, si fuera posible. Recolectarlos tal vez en estas líneas para que de alguna manera eviten el polvo del tiempo que todo lo sepulta. Al cerrar los ojos y evocar vienen sin geografía y sin fechas los pueblos de Colombia, las caras de su gente, el viento, los paisajes. Las formas sutiles de la de alegría, desconcierto, frustración, miedo. Los discursos, unos buenos otros aburridos, otros largos. Este lado de la política que es como un “viaje a pie”. En Ri...